Oseas Tomás Arias, sargento retirado del Ejército
Oseas Tomás Arias, sargento retirado del Ejército
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JEP

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Kankuamo sargento retirado del Ejército, víctima de ‘falsos positivos’, se ofrece como “motivador del perdón”

El mismo Ejército del que hizo parte y defendió Oseas Tomás Arias Martínez, mató a un hermano y a un primo. Ya las AUC le habían asesinado a otro hermano.

La historia de Oseas Tomás Arias Martínez, un sargento retirado del Ejército, pero que también es víctima de los ‘falsos positivos’ demuestra la magnitud del conflicto armado en Colombia y sus efectos en la sociedad, principalmente, en los más pobres que vivían en zonas rurales del país, aunque también aparecen residentes de las grandes ciudades que bajo engaño se trasladaron a regiones apartadas de la geografía urbana.

Además de ser Oseas Tomás Arias un militar, desde niño ha pertenecido a la iglesia cristiana y por ello, ante quienes fueron sus compañeros de armas, se ofreció como “motivador del perdón”.

De 55 años de edad, es de origen kankuamo y nació en Atánquez, corregimiento de Valledupar, el mayor asentamiento de esta comunidad indígena.

Arias Martínez, es pensionado del Ejército Nacional y estando en las tropas defendiendo a la patria en otras regiones del país, un primo fue asesinado y presentado por esa misma institución como “baja en combate”. Un año después, en medio de la reclamación que le hacía al Ejército por el asesinato del familiar, la misma institución acabó con la vida de un hermano.

“Soy sargento primero retirado del Ejército en uso de buen retiro”, dijo al presentarse ante sus excompañeros este jueves en la Audiencia Pública de Verificación del Subcaso Costa Caribe del Caso 03, conocido como los 'falsos positivos'. 

En efecto, el ex suboficial, que se vinculó el Ejército en 1.988, es pensionado de las Fuerzas Militares desde el año 2016 después de un largo proceso judicial que debió iniciar tras ser destituido en 2003 por enfrentar a la misma institución tras el primer falso positivo del que fue víctima, el de su primo. Para esa época estaba adscrito a una unidad militar en San José del Guaviare.

Oseas Tomás Arias

“Me retiraron por haber reclamado el cadáver de un primo mío Uriel Evangelista Arias. Duré 10 años retirado y en el 2013 me reintegraron nuevamente al Ejército, hice todos los exámenes habidos y por haber y me ascendieron al grado de Sargento Primero del Ejército y con ese grado me retiré”, recordó. 

Ante el mismo Ejército, Oseas pedía explicaciones por el asesinato de Uriel Evangelista Arias y fue desvinculado de la institución. Por ello, a los cuatro meses entabló una demanda exigiendo el reintegro “por reparación directa”.

La demanda surtió efecto y el Consejo de Estado ordenó su reintegro a los 10 años.

En el Ejército en 2003, Oseas Tomás pertenecía a una “compañía de apoyo y servicio para el combate como enlace de un batallón de contraguerrillas”.

Ya fuera del Ejército, por pedir explicaciones sobre la muerte el 16 de abril de 2003 de su primo Uriel Evangelista Arias, el exmilitar sufrió otro golpe de su amada institución, en el 2004, le mataron a su hermano Enrique Arias Martínez. 

A Uriel lo señaló el Ejército como comandante del 59 frente de las FARC que operó en la Sierra Nevada de Santa Marta y le puso el alias de 'Tito Arias'.

Se le vinculaba con el secuestro y asesinato de la ministra de Cultura, Consuelo Araujo Noguera ‘La Cacica’, en septiembre del año 2001 y la orden la habría dado el coronel Publio Hernán Mejía, para entonces, comandante del Batallón La Popa.

Mientras, su hermano Enrique Arias fue asesinado el 22 de junio de 2004 en Atánquez.

En su diálogo con Zona Cero, el sargento retirado del Ejército contó que además de los dos casos de ‘falsos positivos’ en su familia, en 2003 y 2004, ya en 2002 las AUC le habían asesinado a otro hermano: David Arias Martínez. Este asesinato fue reconocido por Salvatore Mancuso ante la jurisdicción de Justicia y Paz.

A David lo asesinaron paramilitares al mando de alias “80”, conocido con el alias de “El Paisa”.

El exsuboficial rechazó el término de ‘falso positivo’ acuñado para los civiles muertos que el Ejército presentaba como bajas en combates.

“Porque si en el caso de mis familiares se tenía evidencia de que participaban directa o indirectamente en las filas de la guerrilla ¿Qué es lo que tenían que hacer? Cogerlos y judicializarlos”, explicó. “Por consiguiente tenían que pagar esa condena por ser terrorista, por ser eso pero nunca les comprobaron nada. Yo me di a la tarea de averiguar los antecedentes de Uriel Evangelista Arias aquí y no había ningún antecedente por mi hermano Enrique, tampoco había ningún antecedente”.

Por el dolor en la familia, la madre de Oseas falleció al no soportar cómo la guerra le arrebataba a dos hijos y a un sobrino. 

La vocación religiosa que profesa desde niño a través de la iglesia cristiana evangélica Emaús, de Atánquez, la segunda en llegar a su pueblo después de la católica que llegó a  su pueblo, llevó a Arias Martínez a ofrecer perdón, con una potente voz, a los 12 comparecientes autores de ‘falsos positivos’ en Cesar y La Guajira.

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